Iglesia Parroquial de Sta. Mª. Magdalena (Siglo XVII): Iglesia de una sola nave rectangular, de planta de cruz latina, con ábside plano y coro alto a los pies, fabricada con muros de ladrillo y mampostería, propios del aparejo toledano. A su pies, una portada de granito, de dos cuerpos, con un nicho en el que se aloja una imagen de piedra de Santa María Magdalena, titular de la iglesia. La fachada se remata con un gran frontón triangular y una pequeña espadaña, El campanario, situado en el costado izquierdo y retranqueado respecto de la fachada principal, destaca por la altura y la esbeltez del chapitel que lo cubre. El edificio fue reedificado en el siglo XVII, debido al estado de ruina que presentaba, pero no se tiene constancia exacta de sus orígenes, a veces confundidos con los de la ermita de Ntra. Sra. de Burguillos. Durante la guerra civil, todos los retablos y ornamentos de la iglesia fueron destruidos. Entre ellos, un gran lienzo que presidía el altar mayor (8,60 X 4,31 metros), pintado al óleo por Francisco Ricci en 1675. El cuadro estaba colocado en un gran retablo dorado, de estilo barroco, que hacía las veces de un gigantesco marco.
Iglesia Parroquial
Iglesia Parroquial de Sta. Mª. Magdalena (Siglo XVII): Iglesia de una sola nave rectangular, de planta de cruz latina, con ábside plano y coro alto a los pies, fabricada con muros de ladrillo y mampostería, propios del aparejo toledano. A su pies, una portada de granito, de dos cuerpos, con un nicho en el que se aloja una imagen de piedra de Santa María Magdalena, titular de la iglesia. La fachada se remata con un gran frontón triangular y una pequeña espadaña, El campanario, situado en el costado izquierdo y retranqueado respecto de la fachada principal, destaca por la altura y la esbeltez del chapitel que lo cubre. El edificio fue reedificado en el siglo XVII, debido al estado de ruina que presentaba, pero no se tiene constancia exacta de sus orígenes, a veces confundidos con los de la ermita de Ntra. Sra. de Burguillos. Durante la guerra civil, todos los retablos y ornamentos de la iglesia fueron destruidos. Entre ellos, un gran lienzo que presidía el altar mayor (8,60 X 4,31 metros), pintado al óleo por Francisco Ricci en 1675. El cuadro estaba colocado en un gran retablo dorado, de estilo barroco, que hacía las veces de un gigantesco marco.
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