Desde hace años, las campanas de la torre de la iglesia de Burguillos de Toledo suenan recordando el rezo a la hora el Ángelus, costumbre que en otros tiempos se seguía entre todos los habitantes, aunque se encontraran empleados en sus labores cotidianas o trabajando en el campo.
La oración toma su nombre de sus primeras palabras de la versión en latín (Angelus domini nuntiavit Mariae) y recuerda la Anunciación y Encarnación del Verbo.
La Conferencia Episcopal Española ha hecho pública una nota en la que invita a todas las diócesis a que toquen las campanas en todos sus templos, para invitar a orar a quienes permanecen en casa, en estos días de singular y dolorosa experiencia ciudadana y eclesial a la que nos ha llevado está epidemia de coronavirus y aconseja recitar estas palabras del Santo Padre a su conclusión:
“Oh María, Tú resplandeces siempre en nuestro camino como signo de salvación y esperanza. Nosotros nos encomendamos a Ti, salud de los enfermos, que ante la Cruz fuiste asociada al dolor de Jesús manteniendo firme tu fe. Tú, Salvación de todos los pueblos, sabes lo que necesitamos y estamos seguros de que proveerás para que, como en Caná de Galilea, pueda regresar la alegría y la fiesta después de este momento de prueba.
Ayúdanos, Madre del Divino Amor, a conformarnos a la voluntad del Padre y a hacer lo que nos dirá Jesús, que ha tomado sobre sí nuestros sufrimientos. Y ha tomado sobre sí nuestros dolores para llevarnos, a través de la Cruz, al gozo de la Resurrección. Amén.
Bajo tu protección, buscamos refugio, Santa Madre de Dios. No desprecies las súplicas de los que estamos en la prueba y líbranos de todo peligro, ¡oh Virgen gloriosa y bendita!¡Qué el Señor os bendiga, os guarde y os conceda la paz!
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