En el número 5 de nuestro boletín Burguistorias hacíamos referencia al acto de inauguración de la fuente pública que durante más de 30 años estuvo instalada en la plaza Constitución, hasta que fue sustituida (a criterio de la corporación municipal de entonces) por otra más ornamental.
Sus restos deambularon durante mucho tiempo por la plaza Concejo, suponemos que a la espera de volver a ser recompuesta de nuevo en cualquier otro lugar. Algo que no volvió a suceder, por cierto. Hoy reposan, olvidados e incompletos, en otro espacio municipal, aunque protegidos por una valla.
Resulta llamativo que otras poblaciones de nuestro alrededor -que contaron con este servicio público de aguas potables más tarde, pues este programa, auspiciado por la Diputación, se fue ejecutando en diversas etapas- hayan sido capaces de conservar aquellas mismas réplicas de la fuente de Burguillos, aún no contando con todas sus piezas originales o cambiándolas de ubicación, pero al menos presentes en el municipio como testigos de una época y símbolos de un progreso social que comenzaba a cambiar la vida y las costumbres de los pueblos y sus habitantes.
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